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Cómo Sanar una Experiencia Traumática

Cómo Sanar una Experiencia Traumática

Lo primero que debemos saber es que todos hemos sufrido algún trauma en algún momento y que dichas experiencias traumáticas alteran la forma en que se comunican nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso.
Un trauma causado por un evento que ocurrió cuando tenía 11 años, puede haber permanecido intacto durante 50 años, condicionando el resto de mi vida.
Muchas personas se sienten atrapadas por la ansiedad, la depresión, las creencias limitantes, los comportamientos repetitivos… ¿Qué sucede?
¿Cómo interactúa nuestro cerebro con nuestro cuerpo a la hora de procesar y clasificar las experiencias?
Nuestro cerebro guarda el recuerdo de las experiencias traumáticas y las tiene presentes constantemente para que nunca vuelvan a suceder, pero al hacerlo, nos mantiene atrapados en el trauma.
Es difícil de entender que el esfuerzo de tu cerebro sea la causa que te mantiene atrapado en el trauma, pero es así. 
En realidad, el cerebro solo está tratando de protegernos.
Así por ejemplo, cuando lucha contra la ansiedad, el cerebro solo quiere protegernos de esa ansiedad y, al hacerlo, crea ansiedad. Reactiva lo mismo de lo que está tratando de protegernos.
Por ello, no podemos dejar la resolución en manos del cerebro.
Nuestro cerebro no está diseñado para facilitar una vida próspera, feliz y exitosa, sino que se guía por un instinto de supervivencia que busca protección y seguridad.

Y no es fácil parar su hiper-reactividad, porque trabaja muy rápido. Conectará automáticamente con eventos de referencia en tu vida, todo ello en nanosegundos.
Pero entonces, ¿cómo podemos aprovechar nuestro poder de libre elección para cambiar esos automatismos?
En primer lugar, hay que entender que los pensamientos son el lenguaje del cerebro, pero que el lenguaje del cuerpo son las emociones.
Es necesario abordar ambos, si queremos iniciar un proceso que nos permita alcanzar un equilibrio vital razonable.
Aunque lo intentemos, no podemos volver atrás y cambiar el pasado, no importa cuantas veces pensemos en ello.
Los sistemas de creencias son los impulsores de todos nuestros pensamientos y comportamientos. Esos sistemas nacieron para protegernos y evitar que “eso” volviera a suceder, y para evitar “eso”, mantiene el trauma activo.
Entonces ¿hay que volver atrás y revivir la experiencia?
En su momento, tu cerebro extrajo significado de la experiencia traumática y creó una creencia sobre ti y el mundo: “no vales nada” … “este no es un mundo seguro” … “los niños no lloran” … etc.

Toda esa falta de confianza, inseguridades y creencias auto-limitantes están cargadas emocionalmente con una respuesta neurológica.
Cuando se pasa por un trauma, lo primero es sobrevivir. En ese momento no tenemos la capacidad para sentir y colocar todos los aspectos de esa experiencia y tenemos que seguir adelante.
Posteriormente, no hubo la oportunidad de hacerlo, no hubo el espacio necesario para procesar e integrar lo ocurrido… no hubo tiempo para llorar o espacio para sentir la tristeza… Y el trauma se va enraizando aún más, mientras el cerebro permanece en una respuesta de hipervigilancia que nos mantiene atrapados en el drama.
Las terapias efectivas funcionan en capas y el cerebro necesita sentirse seguro para comenzar a desmontar esas capas, porque dejar ir el trauma significa ponernos en un lugar vulnerable e inseguro, algo que el cerebro evita constantemente.
Por lo tanto, es muy importante trabajar con el cerebro en un proceso que le permita sentirse seguro para finalmente dejar ir ese estado de alarma en torno al trauma.
La esencia de un buen enfoque terapéutico es explorar lo que puede necesitar ser sentido para liberarlo del cuerpo y soltarlo de la mente.
Las emociones necesitan ser sentidas y liberadas desde un lugar de seguridad. No se trata de sentir el trauma y quedar atrapado en un bucle, sino de sentirlo para finalmente liberarlo y dejarlo ir.
Y después es importante abordar el significado, extraer la lección. Hay numerosos ejemplos de seres humanos que transformaron su experiencia traumática en un propósito para su vida.
Definitivamente, no es fácil, pero es absolutamente posible.
El primer paso es cambiar el significado en torno a las emociones. Dos personas pueden pasar por la misma experiencia con un resultado completamente diferente, debido al significado que le dieron a la experiencia.
Hay que entender que ponemos las emociones en cajas y las etiquetamos. Estas son emociones buenas y esas son malas. Estas son positivas y esas son negativas. De esa forma etiquetamos un riesgo o una amenaza alrededor de ciertas emociones y el cerebro quiere evitar esas amenazas.
Así que mucha gente no puede liberar emociones, porque hay una resistencia interna, no solo a liberarlas, sino incluso a sentirlas, porque hay una creencia instalada de que no puedo permitirme sentir todo lo que siento.
Las emociones no son necesariamente buenas o malas, son solo parte de nuestra experiencia humana y no hay nada de malo en sentir emociones. Pero nos han enseñado a juzgar nuestras emociones: No debería sentirme así… no soy lo suficientemente fuerte … etc.
Como seres humanos, vamos a experimentar un gran abanico de emociones en nuestra vida. En realidad, no puedes vivir una vida plena y significativa sin vivir un gran espectro de emociones, muchas veces contradictorias y desafiantes.
Para finalizar, hay experiencias traumáticas que vibran con sucesos ocurridos en nuestras familias y nos conectan con memorias transgeneracionales que con frecuencia desconocemos.
La resolución de esas cargas energéticas es un aspecto importante para sentirnos en armonía con nosotros mismos y nuestra familia de origen.
La serie de Netflix “Mi Otra Yo” (Another Self en inglés) nos muestra esa cara invisible de nuestra realidad personal y familiar.
@AngelPrimal
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ConstelacionesPersonales.com
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New Project: Meet Your Soul Mate In The Canary Islands
https://MeetYourSoulMateInTheCanaryIslands.com/
P.D.:
Quienes busquen liberarse desde una perspectiva espiritual, siguiendo a algún maestro de la libertad como Mooji, Gangaji o Echkart Tolle, quizás lo consigan, aun cuando la conexión autèntica con el SER pocas veces sucede sin antes atravesar ciertos espacios de liberaciòn personal y transpersonal.